El Libro de los Salmos, conocido en hebreo como Tehilim (תהילים) o "Alabanzas", es una de las obras más preciadas de la literatura bíblica. Compuesto por 150 poemas, oraciones y cánticos, representa el corazón de la vida devocional de Israel a lo largo de muchos siglos.
Orígenes y Autores
Aunque tradicionalmente se atribuye gran parte del Salterio al Rey David, la erudición moderna reconoce una autoría diversa y un largo proceso de compilación que abarca desde la época de Moisés (Salmo 90) hasta después del exilio babilónico. Además de David, otros autores mencionados en los títulos de los salmos incluyen a los Hijos de Coré, Asaf, Salomón e incluso Moisés.
La División en Cinco Libros
El Salterio está estructurado en cinco libros, una división que se remonta al menos al siglo III a.C. Se cree que esta estructura refleja intencionadamente el Pentateuco (los cinco libros de Moisés: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Cada libro concluye con una doxología o una bendición que lo sella.
- Libro I (Salmos 1–41): Predominantemente atribuidos a David, estos salmos se centran en temas de la condición humana, la confianza en Dios en medio de la adversidad y la justicia.
- Libro II (Salmos 42–72): Incluye salmos de los Hijos de Coré y de David. Tratan temas de anhelo por Dios, la desesperación y la esperanza en la redención.
- Libro III (Salmos 73–89): Principalmente de Asaf. Estos salmos a menudo abordan la crisis de fe y la justicia de Dios frente al sufrimiento de su pueblo, coincidiendo con momentos oscuros de la historia de Israel.
- Libro IV (Salmos 90–106): Abarca temas de la soberanía de Dios sobre la historia y la creación. El Salmo 90, atribuido a Moisés, establece un tono de reflexión sobre la eternidad de Dios y la brevedad de la vida humana.
- Libro V (Salmos 107–150): Es una colección diversa que incluye muchos salmos de alabanza (Hallel), cánticos de peregrinación (Cánticos graduales) y reflexiones sobre la Ley de Dios (Salmo 119). Concluye con una gran sinfonía de alabanza universal.